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El invierno interior.


Somos un pequeño universo donde cuerpo físico, mente, emociones y sentimientos están en continua relación; todos ellos cambiantes como el clima y las estaciones del año.

Cada estación encierra un tesoro común a todas ellas: explorar la vida desde innumerables perspectivas. Y así, transitamos del vigor e inocencia de la primavera a la fiesta gozosa del verano, de la serenidad del otoño a la lucidez y fortaleza invernales. Y de fondo, siempre el sonido de la Creación.

El tesoro del invierno, la estación en la que nos encontramos, consiste en aprender a sacar la energía de tu propio pozo. Encontrar tu fortaleza interior. Es momento de eliminar los hábitos de vida y pensamiento que te limitan y quitan energía para así purificarte y dejar hueco a lo más esencial que habita dentro de cada uno de nosotros.

Es momento de disfrutar de lo mas íntimo de nosotros mismos, de nuestra semilla interna, aquella que encierra todo nuestro potencial y, que si la cuidamos adecuadamente, se manifestará en toda su plenitud en la próxima estación.

Para ello, hemos de ordenarnos. Al ordenarnos recibimos un gran aporte de energía.

¿Y a qué llamamos ordenarse? A vivir en armonía con las leyes de nuestra propia naturaleza, de ir a favor y no en contra. También a poner orden en nuestro mundo interior, creando coherencia entre cuerpo, pensamientos y sentimientos.

El paso de los años nos enseña el valor de lo imprescindible: un cuerpo sano, una mente calmada, las emociones comprendidas y permitidas...vivir el presente, pues es lo único que existe. El pasado nos ha enseñado a ocupar nuestro hueco, el papel que nos toca en este gran teatro, a querernos como vida en acción que somos y amar nuestro reflejo en lo que y quienes nos rodean.

Para encontrar el tesoro del Invierno, habremos de fortalecernos y no perder energía. Para ello cuida la tierra (el cuerpo físico) procurando consumir alimentos saludables, evitando los excesos y lo que te siente mal. Fortalece y flexibiliza el cuerpo con un ejercicio (yoga, estiramientos, gimnasia) que te resulte afín.

También has de cuidar tu mente. Límpiala de pensamientos negativos, juicios y cualquier creencia que te impida una percepción nítida de la realidad. Escoge el camino de la autenticidad.

Aprecia el valor de las cosas y no des alas a los deseos. Acepta lo que te traiga la vida sin huir de lo desagradable, observa desde la ecuanimidad.

Disfruta del silencio, rodeate de él y permite que se adueñe de ti. Medita, cierra los ojos y siéntete.

De esta manera, como la semilla se prepara para pasar el Invierno, así nosotros cuidaremos nuestra propia semilla-esencia y cuando llegue la Primavera estaremos preparados para brotar y renacer renovados a un nuevo ciclo.

Carmen Román Castillo (Psicoterapeuta Gestalt).

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