Lo que el desorden hace en nuestro cerebro
¿Sabías que el desorden puede afectar nuestros niveles de ansiedad, sueño y capacidad de concentración?
Muchos de nosotros en algún momento nos ponemos como propósito el ser más ordenados. Ya no más cajones llenos de recipientes de plástico sin tapas o calcetines sin pareja, basta de armarios con prendas de ropa que ya no nos vienen, pero que siguen esperando ahí hasta que perdamos “esos” kilos.
Esta moda de organizar el desorden surge con Marie Kondo, gurú del orden y autora de un best seller sobre el tema.
Hay una buena razón para subirse al carro de esta tendencia, ya sea siguiendo el método Marie Kondo o simplemente haciendo una buena limpieza. El desorden puede afectar nuestros niveles de ansiedad, sueño y habilidad para focalizar.
Puede incluso hacernos menos productivos, disparando nuestras estrategias de evitación, en vez de estrategias de afrontamiento, que nos llevan más a picar comida basura o mirar más reality shows (incluso esos programas de gente que quiere desprenderse de cosas que invaden su casa y su vida).
Nuestro ambiente físico influye nuestras emociones, cogniciones y por tanto, nuestro comportamiento, incluyendo las relaciones con los demás.
¿Por qué el desorden es malo para nuestro cerebro?
Armarios rebosantes y pilas de papeles apilados por toda la casa pueden parecer inofensivos, pero hay investigaciones que demuestran que la desorganización y el desorden tienen un efecto acumulativo en el cerebro.
A nuestro cerebro le gusta el orden, y un recordatorio permanente de desorganización nos quita recursos cognitivos reduciendo nuestra capacidad de atención.
Esta distracción visual de desorden aumenta nuestra sobrecarga cognitiva y puede reducir nuestra memoria de trabajo.
En 2011, investigadores neurocientíficos que usaron medidores fisiológicos (como por ejemplo la resonancia magnética funcional) encontraron que, limpiando/recogiendo el desorden de los ambientes laborales y de los hogares, se consiguió mejores resultados en la capacidad de atención, el procesamiento de información, así como también un incremento de la productividad.
¿Qué pasa con nuestra salud mental y física?
El desorden nos puede hacer sentir estresados, ansiosos y deprimidos.
Un hogar desordenado de forma crónica puede llevarnos a peleas de baja intensidad o respuestas subidas de tono, ya que se ponen en juego nuestros recursos de supervivencia.
Esta respuesta puede disparar cambios físicos y psicológicos que afectan cómo digerimos la comida o reaccionamos ante ciertos virus, por ejemplo.
Y sorprendentemente no desaparece cuando nos vamos a la cama. Las personas que duermen en habitaciones desordenadas tienen más probabilidades de tener problemas de sueño, ya sea dificultades para dormirse o despertándose a lo largo de la noche con frecuencia.
¿El desorden puede hacernos engordar?
Estudios realizados han encontrado una relación entre desorden y malos hábitos alimenticios. Han puesto de manifiesto que las personas que se desenvuelven en ambientes desordenados y desorganizados tienen una mayor tendencia a picotear comida no saludable e incluso elegir chocolate en vez de una manzana cuando se les presenta esa opción. Vaya.
Por último, las personas que tiene hogares excesivamente desordenados tienen un 77% más de probabilidades de tener sobrepeso.
Entonces, ¿hogar ordenado, vida feliz?
Volviendo a Marie Kondo. Los participantes del programa de Marie Kondo dicen que su método para reestablecer el orden en sus hogares, cambia sus vidas para mejor.
Hay estudios que demuestran que los hogares desordenados influencian de manera negativa la percepción de nuestras casas y en última instancia nuestra satisfacción en la vida. Y la razón de este poderoso efecto es que, para nosotros, nuestro hogar es una gran constelación de experiencias, significados y situaciones que dan forma de manera activa a la creación de nuestra vida-mundo.
Pero, el desorden no es siempre malo.
Hay estudios que demuestran que los escritorios desordenados nos pueden hacer más creativos. Estos resultados sugieren que los ambientes ordenados y limpios nos hacen conformarnos con nuestras expectativas y nos quedemos dentro de nuestra zona de confort, mientras que los desordenados hacen que queramos romper las normas establecidas y veamos las cosas de manera diferente.
Y antes de terminar, ¿qué grado de orden/desorden hay en tu casa? ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Hay algo que te gustaría cambiar al respecto?
Sólo tú tienes la respuesta.
Que tengas una buena vida.
Vero.
