top of page

Me siento atrapada ¿a ti también te pasa?



Es que me siento atrapada. Por el trabajo, que parece que no termina nunca; por los niños, a los que hay que ayudar con sus tareas del cole; por mis preocupaciones, por la salud de los seres queridos, por la tan mentada pandemia.


También atrapada por las noticias incesantes de enfermos y fallecidos. Por la sensación de que esto no tiene fin… ¿A ti también te pasa?


Todo esto hace que nos sintamos como si estuviéramos al borde de un precipicio.


Antes que nada, tranquila ¡no estás sola!


No estás sola en esto, somos muchas las que nos sentimos así ¡incluso yo misma me siento atrapada!


La depresión y la ansiedad ya están aquí, llamando a la puerta o quizás esperando a la vuelta de la esquina. Esta es una realidad que también veo en mi día a día.


El hecho de estar tan limitados en lo que podemos hacer y la falta de conexión “real” están haciendo mella. Cada vez estamos más tristes por la falta de contacto físico y de abrazos de nuestros seres amados, amigos. Algunas de nosotras nos sentimos solas.


Otras estamos viviendo un proceso de duelo por haber perdido a uno o varios seres queridos. Puede que nos sintamos desbordadas con el trabajo y el cuidado de los niños.


Incluso puede que estemos enfadadas con el virus, con el gobierno por su gestión del Covid, por el trabajo que hemos perdido o por el apoyo que no hemos recibido.


Nos sentimos como en continuo peligro por distintas razones que se van sumando en nuestro interior, gota a gota. Estamos desbordadas y en peligro real de enfermar por el alto grado de estrés que sentimos y que nos cuesta gestionar.


Y suma y sigue...


También estamos cansadas de la incertidumbre. De que todo lo que, hasta no hace mucho, dábamos por hecho, ya no lo esté o ya no sea así. Cansadas física, mental y emocionalmente. Y no le vemos el fin, no vemos la luz al final del túnel.


Entonces... ¿Qué podemos hacer para sentirnos mejor o descomprimirnos de esta pesadez que llevamos encima? Voy a ayudarte con unos consejos.


  1. Reconócete el mérito de haber llegado hasta aquí. Enorgullécete de ti. Porque durante este pasado año has sido responsable, te has cuidado y has cuidado a los tuyos. Has salido adelante a pesar de las dificultades. Te has dado cuenta de tu capacidad para encajar estos golpes de la vida, una capacidad que quizá no sabías que tenías. Has soportado la incomodidad, has aprendido quizá una nueva habilidad, has aprendido a pedir ayuda (no todos sabemos hacerlo) y te has librado de comportamientos y personas tóxicas.

  2. Piensa en el hoy, no pienses en el “mañana”. Piensa ahora, esto es lo que eres y tienes. Y ya. Al principio cuesta ¡claro! No estamos acostumbradas a vivir el presente, pero si nos focalizamos en lo que tenemos, sin estar imaginando lo que pasará o dejará de pasar en un mes o un año, la sensación de amenaza disminuirá.

  3. Ponte metas a corto plazo que te sirvan de aliciente. Y esto no está reñido con el vivir el presente. No hablo de proyectarse en un futuro, imaginando cómo te sentirás o cómo te irá, rumiando todos esos "Y si yo...". Cuando lo haces tu mente no se da cuenta de que no es real, se lo cree y saltan las alarmas corporales ¡Incluso podrías tener un ataque de ansiedad! En momentos como estos que te menciono, detente, observa lo que te rodea, conéctate con tu cuerpo; huele, toca, degusta, escucha y así volverás al presente, al aquí y ahora.

  4. Céntrate en lo que tienes y en lo que puedes cambiar. Céntrate en las pequeñas cosas del día a día. No focalices tu atención en lo que no puedes o no te permiten hacer. Pon tu energía en esas cosas que están a tu alcance y que tú puedes cambiar o mejorar. Disminuirá la sensación de descontrol en la que vivimos.

  5. Olvídate de “volver a la normalidad”. Cada vez que nos decimos “cuando volvamos a la normalidad” nos estamos poniendo una piedra en el camino. Simplemente pregúntate: ¿qué tengo que hacer hoy? Y céntrate en esto.

  6. Deja de leer en las redes sociales cosas relacionadas con la Covid; deja de pasar de una imagen a otra referidas al tema; deja de estar pendiente de las noticias todo el tiempo y de leer sobre distintas teorías. Hacer esto consigue que estemos hipervigilantes y aumenta nuestro estrés interior. Por el contrario, haz el esfuerzo por hacer cosas que te levanten el ánimo, graciosas y creativas.

  7. Sé amable contigo misma. Haz tres cosas que impliquen autocuidado mental y físico. Sal a caminar (justo ayer hablaba del efecto terapéutico del caminar - gracias Alejandra); baila de manera enérgica un rato en casa, cámbiate, arréglate. Busca y mira algo que te haga reír, en caso de que no puedas salir de casa; habla con una amiga que sepas que transmite buena onda o cocina algo rico y nuevo.

  8. Habla con alguien, busca ayuda.

Si estos consejos no son suficientes, busca un terapeuta para que te acompañe en este proceso. No te avergüences de necesitar ayuda, todo lo contrario. Reconocer que no podemos con todo solas es muy sano.


Ya sabes dónde y cómo localizarme.

Buen día. Buena vida.


Vero


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
bottom of page