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Mi relación adulta con mis padres




Una de las cosas más importantes para nuestra salud mental, a medida que nos hacemos mayores, es saber establecer límites sanos con nuestros padres. Nuestros padres no necesitan opinar sobre nuestra vida romántica, nuestro peso o nuestras decisiones laborales.


Tampoco sobre nuestra forma de ser padres ni sobre ninguna otra área de la vida adulta. Pero, para muchos de nosotros, esta intromisión continúa siendo ya adultos a pesar de nuestros esfuerzos porque esto no sea así.


Cosas entre padres e hijos adultos


Seguro que te suenan estas típicas frases: “deberías haber hecho esto”, “eso nunca funciona”, “creo que no tienes idea”, “¿estás segura de que él es la persona adecuada?”. Todas ellas salen de boca de algunos padres cada vez que nos vemos o nos hablamos.


Y me pregunto ¿por qué algunos padres se sienten con la libertad de opinar sobre casi todo lo que ocurre en la vida de sus hijos adultos?


La crítica y el hecho de sobre pasar ciertos límites, suelen hacerlo con buenas intenciones ¡pero con más frecuencia de la deseada! Y esos cometarios desunen y dañan la relación entre padres e hijos.


Entonces ¿cómo le decimos a nuestros padres de manera educada que esos comentarios perjudican nuestra relación?


En primer lugar, deberías pararte a pensar y decidir cuáles son los límites que vas a poner en la relación con tus padres. Decide qué cosas quieres compartir con ellos y qué cosas quieres guardarte para ti antes de tener una conversación con ellos al respecto.


Tendrás que tener en cuenta ciertos puntos que expondrás en la conservación. Aboga por la claridad y específica lo que quieres con concreción.


Además, expón las consecuencias de traspasar los límites. Por ejemplo, si vuelven a criticar a tu pareja y eso te hace daño les dices que no continuarás con la conversación. Tendrás que ser consistente con el límite que has puesto y finalmente aceptar que ellos pueden reaccionar mal a tus límites o tus nuevas reglas.


Vamos a pasar a la acción


Cuando te critiquen, respira hondo y diles qué es lo que te gustaría recibir de ellos en esos momentos. No te limites a sentarte y poner los ojos en blanco cuando ellos vuelvan a hacer otro comentario hiriente sobre tu vida personal.


En lugar de eso que te dicen, diles que prefieres algún comentario agradable sobre ti y tus cosas. Diles que quieres apoyo moral, reconocimiento, algún cumplido y seguramente te lo darán. Puedes contarles por qué has tomado una determinada decisión, solo si quieres dar ese tipo de explicaciones.


Muchas veces los padres discuten con sus hijos adultos por las decisiones que toman. Pero porque en el fondo están preocupados por ellos. Si es un tema del que no te importa hablar, explícales qué te llevó a tomar dicha decisión. Y probablemente eso sea suficiente para que ellos se queden más tranquilos.


Llévatelos a tu mundo así pueden entenderte mejor. Una vez les hayas dado una explicación, déjalo ahí y cambia de tema, ya que no hace falta iniciar una nueva discusión sobre si tu criterio fue bueno o no. Solo dales las gracias y continua.


Esta puede ser una táctica interesante a seguir tras una opinión o crítica de su parte. Es decir, les agradeces el haberte criado bien y el haberte enseñado a pensar y a tomar tus propias decisiones.


Piensa que los padres también necesitan sentir que han hecho un buen trabajo con sus hijos. Por eso recuérdales que han sido un buen papá y una buena mamá, porque te han enseñado a ser autosuficiente e independiente.


Piensa que el juicio de tus padres dice más de ellos que de ti. Esos juicios hablan de sus deseos, sus creencias, sus cosas no vividas, sus inseguridades. Recuérdate que lo que te dicen son simples opiniones y no porque ellos quieran algo para ti tiene que ser la decisión correcta.


No tienes que perder tu identidad para ganar la aprobación de tus padres. Y si quieres hacer gala de tu generosidad para con ellos y contigo, intenta entender por qué ellos piensan o sienten como lo hacen. La empatía y comprensión con tus padres te ayudará a sentirte mejor respecto a ellos.


¡Tienes todo el derecho de pedir que ellos te traten a ti de la misma manera! Con empatía y comprensión.


Poner límites y hacerlos respetar es una muestra de amor a ti mismo o hacia ti misma y es una base muy importante de la vida adulta. Empieza ya a alimentar una relación sana con tus queridos padres.


Buen día. Buena vida.


Vero




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