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Mis heridas y mi relación de pareja.

Hace tiempo hablé de las heridas de la niñez que todos padecemos. Hoy me gustaría relacionarlo con las cuestiones de pareja.


Qué son las heridas de la niñez

Existen 5 heridas de la niñez que surgen debido a la relación que tuvimos con nuestros padres. Estas heridas nos producen mucho sufrimiento y nos llevan a reaccionar de distintas maneras ante ciertas personas o situaciones cuando se reactivan.


Nuestras almas sufren de distintas formas dependiendo de las heridas. Y el ego que está siempre ahí vigilante, nos convence de que nos ayuda a sufrir menos. Cuando en realidad es lo contrario.


¿Y cómo nos ayuda el ego? Pues nos incita a que nos pongamos una máscara cada vez que la herida se activa. El ego de verdad cree que nos está protegiendo y no es consciente de que actuando. Así mantenemos y alimentamos esas heridas.


Como dije antes, estas heridas están relacionadas con nuestros padres. Pero en realidad no es lo que ellos eran o hacían, sino nuestra interpretación o percepción personal de su actitud, lo que nos produjo sufrimiento.


Tipos de heridas de la niñez

Estas 5 heridas del alma son: el rechazo, el abandono, la traición, la injusticia y la humillación. Los miedos más poderosos y atemorizantes son a ser rechazado y abandonado. Cuando hay herida de traición, detrás hay miedo al abandono y detrás de la herida de injusticia, está el miedo al rechazo.


El miedo a rechazar, abandonar, traicionar a los demás o ser injusto con ellos es igual de grande que el miedo a lo que podrían hacernos. Y de que te hieres a ti mismo de idéntica forma. Te rechazas, te abandonas, te humillas, te traicionas y eres injusto contigo mismo, del mismo modo en que lo experimentas con los demás y lo sufres igual.

Nos ponemos una máscara tras la activación de una herida con el fin de protegernos.



Las máscaras de las heridas

El ego está convencido que no sufrimos heridas y está convencido de que si las negamos, nos harán menos daño.


A cada herida le corresponde una máscara.

  1. Cuando sientes la herida del rechazo te pones la máscara de ser huidizo. Tienes miedo de sentir pánico. Pasas a creer que no vales nada o muy poco, te sientes insatisfecho por lo que eres, tienes poca autoestima, te aíslas del mundo, bebes o te drogas, eres perfeccionista y hasta obsesivo, etc.

  2. Cuando sientes la herida del abandono te pones la máscara del dependiente emocional. Tienes mucho miedo a la soledad. Buscas atención y presencia, necesitas ser apoyado por el entorno, provocas dramas para atraer la atención, tienes dificultades para hacer o decidir cosas por ti mismo, te cuesta terminar relaciones y haces malabarismos para no quedarte solo, etc.

  3. Cuando sientes la herida de la humillación te pones la máscara del masoquista. Tienes miedo a ser libre. Tienes una bella alma de misionero, pero la manifiestas por temor. Sientes el deber de servir a los demás a los que antepones todo el tiempo, tienes miedo a disfrutar, no escuchas tus necesidades, te sueles sentir indigno, tienes el don de hacer reír a los demás burlándote de ti mismo, etc.

  4. Cuando sientes la herida de la traición te pones la máscara del controlador. Quieres convencer a los demás que tienes una fuerte personalidad, te esfuerzas porque te consideren responsable, buscas ser especial e importante, tu reputación es muy importante, eres exigente, te gusta tenerlo todo previsto, no hablas de tus debilidades, manipulas, te vuelves rencoroso e impaciente, etc.

  5. Cuando sientes la herida de la injusticia te pones la máscara de la rigidez. Tienes miedo a la frialdad, quieres mostrarte dinámico y vivo aunque estás agotado, te esfuerzas por controlar tu rabia, puedes aparentar ser frío e insensible, te sobre esfuerzas, todo debe ser justo y justificable, crees que tus conocimientos son más importantes que tus sentimientos, según tú todo va bien, etc.


Wow, cuántas cosas suceden en nuestro interior y nosotros empecinados en que estamos bien y que no hay heridas que nos condicionan. Cuánto sufrimiento escondido.


Imagina cómo estas heridas negadas se reactivan una y otra vez en pareja. Imagina cuánto condicionan tu vida en pareja.


Cada vez que el otro dice o hace algo que para ti “huele”, como digo yo, a rechazo, automáticamente te pones a la defensiva. Y huyes, quedándote súper callado o apartándote, o te refugias en tu imaginación o te metes de lleno en alguna actividad intelectual. O bebes o tomas una pastilla para “tranquilizarte”. Y por supuesto, esto crea una situación extraña y dolorosa en el seno de la pareja.


Otro ejemplo podría ser que cuando crees que tu pareja te va a abandonar porque no está de acuerdo contigo. Por ejemplo, te vuelves dependiente y te pones muy triste pensando en que te vas a quedar solo. Te transformas en el ser más dramático del mundo y hasta te enfermas. Haces de todo para asegurarte que la persona se queda contigo o mandas cientos de mensajes o haces una llamada tras otra, o de repente tienes un ataque de celos.


¿Ves las heridas? ¿Ves las máscaras que te pones?


Desde mi punto de vista es muy importante conocer nuestras heridas de niñez porque nos condicionan y condicionan nuestras relaciones. No permitiéndonos actuar desde el adulto que ya somos.


No temas contactar a ese niño interior herido que está esperando ser rescatado. Ve en su búsqueda, rescátalo y dale amor y atención, que lo está pidiendo a gritos. No esperes que sea tu pareja quien lo haga, no es su cometido, no es su responsabilidad. Además, ten presente que él o ella también tiene heridas en su alma.


Si este tema resuena contigo, no dudes en llamarme y juntos recorreremos este camino de sanación.


Te abrazo a ti y a tu niño interior.


Buen día. Buena vida.



Vero.







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